viernes, 14 de marzo de 2014

Menú para mayores de edad

Librería Fuenfría propone un menú para lectores adultos, mayores de edad, dignidad y gobierno, y con ganas de disfrutar y quedarse después pensando, con sentimientos confusos, con emociones intensas, con dudas, con la decisión de hacer algo con lo que uno ha leído.

PRIMER PLATO
Que no muera la aspidistra, de Georges Orwell.   9,95, en Debolsillo

SEGUNDO PLATO
El secreto, de Donna Tartt.  22,90, en Lumen.

POSTRE
El cartero siempre llama dos veces, de James M. Cain. 15,00, en RBA


Hace poco el tarambana estuvo en una tertulia donde mantuvo que, si un marciano (o un neozelandés del año 2085, pongamos) leyera las novelas españolas de los últimos 25 años, no se enteraría de cuánto valían las cosas, cuánto ganaba la gente al mes o en qué lo gastaba, y tendría mucha dificultades insalvables para averiguar de qué viven los personajes de nuestras novelas.

Comentaba que en cambio él estaba leyendo a Dickens y podría decir de inmediato el precio de las cosas, a qué clase social pertenecía cada personaje y cómo llegaba a fin de mes (o en qué estado, a menudo lamentable).




Por eso recomienda esta novela de George Orwell. Tras leerla, hasta el tarambana podría explicar sin vacilaciones cómo se podía vivir en Londres en 1935 con treinta chelines semanales, en qué pensión, con qué vecinos, y para qué (poco saludable) dieta y para cuánto tabaco alcanzaban esos treinta chelines.

Al tarambana Que no muera la aspidistra le ha impresionado y se ha sentido como quien saca la cabeza del agua después de tanta novela superferolítica con enrevesados problemas artificiales y entelequias de adorno.

La novela describe la dudosa epopeya de Gordon Comstock, un poeta que desprecia el capitalismo y decide vivir de espaldas al dinero. O como decían de Ludwig Wittgenstein sus hermanas: "le ha dado ahora por la extravagancia de ser pobre".

Así que abandona un buen empleo y se pone a trabajar por un muy modesto sueldo en una librería. Lo primero que comprueba, cuando intenta escribir, es que "con sólo dos peniques y medio en el bolsillo, toda inspiración era imposible".

La novela sigue a un ritmo vertiginoso quitándole la careta a buena parte de nuestras ilusiones: todo es dinero. Todo está determinado por el dinero. La amistad, las relaciones familiares, la simpatía, la belleza, la salud y, por supuesto, el amor. Su novia, Rosemary, no se acuesta con él por la única razón de que es pobre, aunque ella misma ni siquiera lo admita.

Mención aparte merece su amigo y editor Ravelston, un socialista rico con mala conciencia que pretende que no hay gran diferencia entre el y Gordon, que él es como cualquier pobre.

Sin embargo, "ningún hombre rico consigue jamás pasar por un hombre pobre; porque el dinero, como el asesino, siempre acaba apareciendo".

Cuando Gordon decide renunciar, no sólo al dinero, sino también a la decencia y al sentido común (que también proceden del dinero), desesperado y borracho, pretende llevarse a casa de Ravelston dos putas arrastradas, y éste se escandaliza. A Gordon le hacen gracia sus escrúpulos: "¡Un socialista de alcurnia yéndose a la cama con una puta! Sería el primer acto proletario auténtico de toda su vida".

Una novela excelente, según el tarambana, que incluso defiende el final, alegando que es otra vuelta de tuerca para poner al descubierto la impostura de lo que llamamos "literatura", o como diría Sartre, el "compromiso burgués" que exige toda novela; porque al fin y al cabo la literatura no es sino otra cuestión de dinero y clase.

Por menos de 10 euros, nadie debería perderse esta novela.

La claridad de Orwell es consecuencia de su convicción de que escribir bien es una postura política. Quien quiera saber algo más al respecto le recomienda el tarambana el estupendo ensayo: George Orwell o el horror a la política, de Simon Leys, a 13 euros en Acuarela & A. Machado.




Y quien tenga más curiosidad y disponga de más presupuesto, no debería dejar de leer la cuidada y muy abundante selección de los ensayos de Orwell que publica Debate (a 39,90 euros).



Hace ya unos años al tarambana le dejó su amigo Miguel Tomás-Valiente un libro para que lo leyera sin pérdida de tiempo, porque no podía seguir tan campante sin haberlo leído.

Era El secreto, de Donna Tartt.


Dos días estuvo el tarambana sumergido en la novela hasta que la acabó. Le pareció hipnótica, le dejó el sabor amargo de las buenas novelas, con sentimientos no todos muy saludables, le pareció una fábula como las películas de antes: "para mayores con reparos".

Había capítulos en los que sintió verdaderas naúseas y algo de vértigo, como aquel en el que los chicos va a dar el pésame a los padres del amigo asesinado... por ellos.

La recomendó a muchos amigos y todos quedaron conmocionados, así que, nada más abrir la librería, pidió dos ejemplares.

Agotado, ya no se reeditaba.

Había que fastidiarse. Lo mismo le pasó con El amo del corral, de Tristan Egolf, que le dijeron que está descatalogada.

Sin embargo, doña Donna ha publicado este año otra novela, que el librero acaba de recibir, pero aún no ha leído, El jilguero (a 24, 90, en Lumen) y, con tan buen motivo, han decidido reeditar El secreto.



El pobre Egolf, que había nacido en el Guadarrama, en San Lorenzo de El Escorial,  ya no tiene la posibilidad de publicar otra novela para que reediten El amo del corral.

Se pegó un tiro a los treinta y tres años.

¿Con qué postre se podría cerrar una comida tan copiosa como ésta?

Nada mejor que el contundente, inolvidable y perturbador James M. Cain de El cartero siempre llama dos veces, una novela que se lee en una tarde, pero cuyo recuerdo dura media vida ya para el tarambana.




Al librero le gusta mucho más la novela que la película y, entre las dos versiones en película. el muy tarambana prefiere la más moderna.

Por Jessica Lange, dice.

Y por una escena en la que aparece la mesa de una cocina, añade.

martes, 11 de marzo de 2014

¿En qué quedamos?

Al tarambana le gusta leer periódicos y le divierte mucho cuando dos periódicos no se ponen de acuerdo, aunque cada vez es más insólito, porque todos dicen más o menos lo mismo y opinan lo mismo sobre todos los asuntos.

Hoy, aniversario del 11-M, eldiario.es titula así:

El 11M NO EXISTE (EN LA NOVELA)

El País, todo lo contrario:

AUN CON DIFICULTAD, LOS ESCRITORES SON LOS CREADORES QUE MÁS HAN EVOCADO LA MATANZA.

¿En qué quedamos?

Paula Corroto asegura que "en diez años no se ha publicado ninguna gran novela española sobre los atentados del 11 de marzo".

En cambio, Winston Manrique Sabogal está convencido de que el 11-M es algo que "la creación artística ha abordado de manera muy tímida. Salvo la literatura. Desde el día siguiente de la tragedia en Madrid, 11 de marzo de 2004, las palabras de los escritores iniciaron su empeño por reordenar y ordenar la vida porque a la desgracia se sumó la confusión de palabras manipuladas".

Para Winston, el mismo 12 de marzo todos se pusieron a escribir como un sólo hombre. Paula en cambio afirma que "la mayoría de los escritores consultados por eldiario.es se apuntan a la teoría de Mailer para explicar por qué no se escribe sobre el 11M: es necesario que pase el tiempo".

¿En qué quedamos? ¿Cogieron papel y lápiz el mismo 12 de marzo o decidieron esperar?

Qué divertido.

Qué combate tan espectacular entre dos intrépidos periodistas.

Esta noche gran velada en la que Paula y Winston pelearán por el título de Gran Diagnosticador Literario.

Paula Corroto


Winston Manrique Sabogal

¿Quién se alzará con la victoria? ¿Será limpio el combate o se les escapará algún puñetazo por debajo del cinturón? ¿Utilizará Paula su legendario gancho al hígado? ¿Responderá Winston con su contundente uppercut a la mandíbula?

Hagan sus apuestas...