viernes, 22 de noviembre de 2013

Nueva tertulia en Peña Pintada con Isaac Rosa

"La novela de tu generación", eso dice una faja que le han puesto a La habitación oscura, que es el libro del que vamos a charlar el jueves 28 de noviembre en Peña Pintada, con la presencia de su autor, Isaac Rosa. 

El librero se queda un poco perplejo, porque le ha vendido ejemplares de esta novela a un muchacho de veinte años que iba en chándal, a un sacerdote valetudinario con sotana, a una mujer titubeante y en una edad difícil, a un padre de familia con chaleco de cazador y un 4x4, a una adolescente turbia y tímida  desvestida con una camiseta hecha jirones y que llevaba al menos un piercing en la lengua. Quizá tuviera otros en lugares que no estaban, ¡ay!, a la vista del librero, nunca se sabe.

Qué generación tan acogedora y tan espaciosa debe de ser esa que a tantas edades admite.




Parece, más que una generación, un estado de ánimo capaz de abarcar el sentimiento de varias generaciones. O quizá una sociedad entera que ahora tiene la misma edad que los personajes de Isaac, las mismas dudas, el mismo desconcierto cuando se enciende la luz.

Hay novelas que, una vez leídas, resulta que no eran más que la catedral de Burgos fabricada con palillos de dientes. Novelas decorativas, como un tapete de ganchillo que sólo sirve para ponerlo en el brazo de un sillón o encima de la tele, como si hubieran sido escritas por esa tía solterona con moño y enaguas. Filigranas superferolíticas sobre los enamoramientos o la dificultad de escribir para quien preferiría no hacerlo.Hay novelas que al librero le parecen una bandejita de petit fours envuelta con bramante, que sólo sirven para llevar de regalo y ante las que un buen anfitrión puede decir o hasta exclamar "¡qué ideales!" o "¡están de rechupete!", pero ante las que un lector no encuentra más que nada entre dos platos.

Las novelas de Isaac en cambio van dirigidas a lectores, no a las visitas. A quienes hacen algo con lo que leen, no a quienes se conforman con decir o hasta exclamar "¡qué monada!" y colocarlo en el brazo del sillón, en un búcaro con agua o en la estantería.

¿Qué hacemos?

Esa es la pregunta sobre la que vamos a hablar con Isaac el jueves, en Peña Pintada, sentados junto a la chimenea.

El librero admira a Isaac Rosa, con quien le encanta tomar cervezas y a quien envidia cuando le lee. ¿Cómo rayos puede escribir con una pasión tan certera?

A veces le recuerda a Bertolt Brecht. Es claro, afilado, contundente y piensa en voz alta, dialogando. También sabe que "lo difícil se aprende en seguida y lo hermoso nos cuesta la vida". Como Brecht, escribe para dar forma a la realidad, no para reflejarla. Y su talento tiene, como el de Brecht, una evidente vena teatral. Muchas de sus novelas, como ésta, están a punto de ser obras de teatro. Pocos personajes, escenarios sencillos (que a veces, como en La mano invisible, son un escenario), planteamiento dialéctico de un problema, con personajes y situaciones que van desplegando el conflicto central. Puro teatro.

Cuánto echamos de menos a Brecht y qué bueno es que Rosa nos lo recuerde.

Al librero Isaac Rosa le recuerda mucho a Brecht, no sólo como escritor, sino sobre todo en su presencia, su decencia, su alegría, su aguante para no cansarse y seguir razonando, trabajando, rebelándose.

Como diría Brecht, hay escritores que escriben una buena novela y son buenos. Hay otros que escriben novelas que nos hacen reaccionar y son mejores. Pero los hay que escriben para cada uno de nosotros y esos son los imprescindibles.

¿Qué hacemos con lo que hemos leído en La habitación oscura?

El jueves, a partir de las siete y media, en Piña Pintada, encendemos la luz y discutimos esto con Isaac Rosa.


Bertolt Brecht

Isaac Rosa

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Vuelta a casa

Los días de México quedan atrás para el librero tarambana, que volvió con el corazón destartalado por la nostalgia y el recuerdo de lo bien que lo pasó siendo una más de las chicas de Tusquets: Verónica Flores, Vanessa Fuentes, Lourdes Salgado e Ileana Ortiz. Qué buena compañía, casi dan ganas de recitar:

Nunca fuera caballero
de damas tan bien servido
como fuera el tarambana
cuando pa México vino.

Y por supuesto con Aixa de la Cruz, a la que, como puede verse en esta foto de Daniel Mordzinski, el librero, a fuer de tarambana,  no le tocó ni un pelo de la ropa:

Aixa y el librero. Foto: Daniel Mordzinski

Hubo una  mesa redonda, moderada por Xabi Ayen y en la que los participantes acabaron tirándose los trastos a la cabeza, aunque empezó de forma pacífica:


Ahí están, de izquierda a derecha Xabi Ayen, nuestro moderador, Marta Sanz, Cristina Morales, el librero tarambana, Martín Casariego, Aixa de la Cruz y Daniel Gascón.

Tanto se empecinó Xabi en moderarles que consiguió sacarles de quicio y, como suele suceder, se lanzaron todos a una sobre él, y Mordzinski lo fotografió:

Xabi agredido por inmoderados ponentes. Foto: Mordzinski
Después de Xalapa, en Ciudad de México el librero fue tan feliz que se le empañaban los ojos. La mañana en la que tenía que volver a Cercedilla, antes de subir al avión, a las ocho y poco, tuvo una entrevista en una tele. Como la noche anterior había estado el librero hasta la madrugada tomando tequila y chicoleando con las princesas de Tusquets, alguien debió de subir a youtube este vídeo, como advertencia a los jóvenes de los peligros del consumo desaforado de espirituosos y sus efectos devastadores, no tanto en el semblante como en el alma misma.


Ahora ya está en Cercedilla el tarambana, dedicado a su ocupaciones habituales:

Jugar al ajedrez con el librero Esfinge

Y, por supuesto, preparar el nuevo Menú Fuenfría, que ya está tardando.