domingo, 29 de septiembre de 2013

Nueva tertulia en Peña PIntada

EL próximo martes 1 de octubre cerraremos antes la librería para poder asistir a un nuevo encuentro en Peña Pintada, esta vez sobre el libro Fracasar mejor, de Jorge Riechmann.

A las 8 donde siempre, porque nos gusta y porque nos divierte.



El libro de Reichmann lleva como subtítulo "(fragmentos, interrogantes, notas, protopoemas y reflexiones)" y algo hay de todo eso.

Aunque..., ¿qué son protopoemas?

Al librero que le registren. El librero, en su infancia so el poder del Caudillo, oyó hablar mucho del "protomártir" por antonomasia, Joaquín Calvo Sotelo, el primero de los caídos por Dios y por España y al que recuerda u olvida cada día más una extraordinaria escultura en forma de proa de barco en la Plaza de Castilla de Madrid.

No merece alguien tan execrable, tan vil como Calvo Sotelo, esa proa de hormigón armado tan airosa.

La proa del protomártir en Madrid


El diccionario informa de que "proto" procede del termino griego que significa primero, y afirma que "indica prioridad, preeminencia o superioridad". Da como ejemplos estos tres: protomártir, protomédico y prototipo.

Protopoemas, en el sentido de poemas prioritarios, preeminentes o superiores, no aparecen en el libro, cree el tarambana, sino más bien pre-poemas, el magma o el destello del que surgirá el poema, tras el trabajo con la maza, la tijera, el cincel y la goma de borrar. Poemas en embrión o mejor en crisálida, en ese estado quiescente y dorado, tras la lectura del periódico, en el que la reacción ante lo leído comienza su trabajosa metamorfosis hasta convertirse en ese insecto alado y adulto que llamamos poema.

Una de las enfermedades profesionales a que se ven expuestos los libreros es la lectura solapada, porque en la librería hay que leer muchas solapas, para ver de qué van los libros, por si alguien pregunta. Pero el lector de solapas a menudo es como el pájaro que picotea la fruta y la echa a perder.Arruina cosechas literarias, destroza huertos enteros, marchita vergeles de prosa y verso.

Si el lector de solapas merece reprensión, quien las escribe en cambio no goza del merecido reconocimiento. Ramón Gómez de la Serna, en su Automoribundia (si no se engaña el librero) hace una vindicación del solapismo como género literario y asegura que él querría ser solapista y no escribir otra cosa.

Olifante, la editorial que publica Fracasar mejor, pone el nombre del autor de la solapa del libro de Riechmann: Alberto García-Teresa.

Al librero le gustaría hacer crítica de solapas, en lugar de crítica de libros enteros. De la de García-Teresa diría que es demasiado ditirámbica para convencer y que incurre en el lugar común, como cuando afirma que el autor se esconde detrás de una puerta para hacer sus bellaquerías con los géneros literarios, al parecer a los indefensos géneros "cruza y los trasciende"; sin ser visto, como se escondía detrás de la puerta aquel muchacho del inolvidable romance de Góngora, sin duda para trascender a la Barbolilla.

...Yo y otros del barrio,
que son más de treinta,
jugaremos cañas
junto a la plazuela,
por que Barbolilla
salga acá y nos vea;
Bárbola, la hija
de la panadera,
la que suele darme
tortas con manteca,
porque algunas veces
hacemos yo y ella
las bellaquerías
detrás de la puerta.

A quien los trasciende, ¿le darán los géneros tortas con manteca? ¿Adjetivos precisos, metáforas gratis, adverbios de regalo?

Me temo que no son tan generosos como la hija de la panadera.

El librero, empecatado sobre tarambana, no puede evitar leer solapas y asombrarse ante la del nuevo libro de Santiago Posteguillo, Circo Máximo.

¿Por qué la editorial Planeta nos oculta el nombre de este solapista genial que ha hecho de la enumeración un arte?

¿No interesa que se sepa?

¿Despertaría la envidia de más de uno o dos?

Así dice el anónimo virtuoso de las solapas:

Hay una vestal, un juicio, inocentes acusados, un abogado brillante, mensajes cifrados, fortalezas inexpugnables, dos aurigas rivales, gladiadores y tres carreras de cuadrigas. Hay un caballo especial, diferente a todos, leyes antiguas olvidadas, sacrificios humanos, amargura y terror, pero también destellos de nobleza y esperanza, como la llama del Templo de Vesta, que mientras arde, preserva Roma. Sólo que algunas noches tiembla. La rueda de la Fortuna comienza a girar.

Hagan juego, ¿no?

Mientras el librero recitaba en voz alta al anónimo solapista de Posteguillo, su sobrina Alicia se quedó dormida en la mesa de la sección infantil, fotografiada por Ricardo Gómez como una exhausta bailarina pintada por Degas:


La bailarina exhausta


El sueño de los justos


Te esperamos en Peña Pintada, el martes a las ocho. 


2 comentarios:

  1. Me pilla lejos. Y si no estuviera en espíritu sería por no dar mucho miedo.

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  2. Estimado Rafael:
    Dos matices:
    1) Usted habla de José Calvo Sotelo, político monárquico, y no, como cita, Joaquín, ilustre miembro de la Academia de las Letras
    2) Tildar de personaje execrable es mucho tildar. defendió sus ideas en un Parlamento aparentemente democrático, el de la República, y fue asesinado por ello. Supongo que más execrables fueron los que lo asesinaron y sus inductores, algunos de ellos altísimos dirigentes socialistas.

    En fin, trato de aclarar errores y de opinar, humildemente, radicalismos que no ayudan en nada a darnos la mano de una vez.
    Y mucha, muchísima suerte con la librería

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