martes, 20 de agosto de 2013

La mirada de los demás

Hay una novela de Juan Benet que comienza con esta frase lapidaria (citada de memoria): "A veces me pregunto, si no fuera por los demás, qué sabríamos de nosotros mismos".

La mirada de los otros es la que nos hace (o nos deshace).

Algo parecido escribió el poeta gallego Uxío Novoneyra:

Yo no soy como te quiero

Ni yo, toma del frasco o nos ha merengao (a elegir una entre ambas detestables expresiones).

¿No somos todos otro distinto de como queremos?

Ojalá algún día, o a media tarde un sábado, lográramos parecernos a como somos cuando queremos.

A menudo la mirada de los demás es despiadada y puede convertir a un buen muchacho en el Gordito Relleno de la clase o en el Cuatro Ojos; a una chica amable, en La Que Traga o en Mary Evax, la que nunca se despega, ni se mueve, ni traspasa, y hasta te puedes meter en el agua con ella.

A veces la mirada de los demás nos arrincona por debajo de nuestras posibilidades, nos encierra en el sótano. Nos disminuye.

Otras veces, en cambio, hay miradas tan benévolas, tan radiantes, tan amigas, que nos ofrecen la mejor de nuestras posibilidades. A André Gide (¿o fue a Mauriac?) le preguntaron quién le habría gustado ser. "Moi même, mais réussi", respondió, como quien dice: yo mismo, pero logrado.

Nos ha merengao (o toma del frasco). Tacha lo que no proceda.

Ojalá pudiéramos llegar a ser la persona que somos, pero lograda, pasada a limpio, en la mejor versión de nosotros mismos. Ojalá uno pudiera cantar en voz alta con voz tan afinada como suena dentro de su cabeza.

A veces la mirada de los demás nos empuja a lograrnos, nos abre la ventana que da a nosotros mismos. Nos multiplica.

Eso le está pasando a la Librería Fuenfría, que tiene tantos amigos como quería tener Roberto Carlos, y que a menudo la ven con buenos ojos.

Esta es la librería vista por Esther, que hizo esta pintura de la fachada:


Librería Fuenfría pintada por Esther


Los libreros quisieran que la librería llegara a parecerse a la que hay en la mirada de Esther, ese lugar amable, cordial y acogedor, en el que entre alguien como tú.







2 comentarios:

  1. Muchísima suerte en esta aventura.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Gracias, amigo Eugenio, y muchísimas ganas de volver a a vernos. Un abrazón

    ResponderEliminar